Me encantaba tenerte en mi cama semidesnuda esa tarde de domingo primaveral en que nos
dedicamos al vino, al ocio y al sexo. Todo parecía espontaneo, como si nos
conociésemos de eras pasadas…
Tus pezones grandes y solidos me hacían imaginarme princesas
y reinas mayas. Eras mi pocahontas y yo tu osito regalón, eras mi parce con
ventaja, eras mi ego tranquilo y mi tula contenta. Aquí no existía el corazón…
Me gustaba mirarte tan relajada y a gusto a solo 3 escasos
días de conocernos en la plaza Aníbal Pinto.
Tu mirada enamorada y tu labia de novela mexicana me hacían
sentir bien acompañado y en paz, como hacía rato no estaba...no cabían los
complejos, ni el mañana, no servían las promesas ni los celos…
Me excitaba ver que el destino sonreía picaron y a mi favor,
todo era tan libidinoso y lúdicamente ingenuo, que tuvo que morir abruptamente
y de muy mala forma… porque en ese momento todo era tu pelo despeinado y tu mirada
lujuriosa ese día en mi cama…dos litros de vino y dos de cerveza…
La alcoholización y las naturalezas del género, nos hicieron
prontamente discutir. Yo estaba en mi casa, tenía otros planes y te hice saber
de que la tardecita especial debía terminar ahoritas. Tú te ibas esa misma
noche de la ciudad, dejabas atrás el sur de Chile y no te querías separar…te
pusiste como loca, “que no te vas, que tu te quedas…que nos quedaremos acá
juntos” y mil cosas que yo no iba a tolerar. Tu repentino cambio de ternura a
brujería me descolocó mucho y comencé a decirte mil otras cosas, “que tu
andabas de paso, que yo no tengo dueña, que nadie me dice que hacer o no hacer
en mi propia casa…”
Comenzaste a vestirte alterada, yo estaba picado. Sales de
la cabañita llorando como la virgencita de Guadalupe…salgo yo detrás gritando
que no te vayas así subiendo por la línea del tren…la gente nos miraba, era una
perfecta escena de teleserie mexicana…te seguí tres cuadras, nunca volteaste…
Ahora voy pa tus tierras, a reencontrarme con esa esencia,
voy a darle el equilibrio a la humanidad, la profecía maya me espera, porque no
es casualidad que sea 2012, no es casualidad que te haya conocido…